El miedo a cometer errores puede frenarnos. Desde pequeños nos enseñan que equivocarnos está mal, se penaliza. Sin embargo, detrás de cada error hay una oportunidad de aprendizaje.
En las aulas, el miedo a fallar hace que algunos alumnos se rindan incluso antes de comenzar una tarea, que no quieran intentarlo siquiera. Debemos ayudarles a perder ese miedo a equivocarse valorando positivamente sus intervenciones en el aula y su esfuerzo. ¡No premiemos solo los aciertos!
El hecho de que un alumno infravalore su trabajo a menudo puede relacionarse con una falta de confianza en ellos mismos. Por eso, es fundamental que los docentes dediquemos tiempo a cada estudiante y mostremos confianza en nuestros alumnos. Debemos ayudarles a que valoren y crean en su trabajo. En nuestras manos está que se sientan parte del grupo y hacerles ver que sus aportaciones en las clases son importantes para que pierdan el miedo a expresar sus ideas y a cometer errores.
¡Que ningún alumno crea que no es bueno!
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